La marcha arenera sonaba hasta la saciedad. Ya no cabía ni una aguja en aquellos cinco salones del Hotel Radisson Plaza rentados el 29 de septiembre para el evento. Los ánimos estaban a reventar, eufóricos, entre aquel tumulto que vestían los mismos colores: azul, blanco y rojo. Solo esperaban la entrada de la cúpula a la asamblea general ordinaria de ARENA. El contraste lo constituía el hecho que todos estaban ahí como novias ante el altar, solo esperando el momento en que el sacerdote diga la frase que tanto están esperando y dar por respuesta ese monosílabo adverbial en una forma casi espontánea, instantánea: “sí”. Nadie esperaba sorpresa alguna.
El viernes, el Consejo Ejecutivo de ARENA, el COENA, salió a anunciar que no habría cambios en su interior, solo algunos “ajustes” internos. Así que los asambleístas solo llegaban a dar ese “sí, acepto”. Esa fue la estrategia adoptada por la cúpula tricolor luego del explosivo anuncio que hizo la vicepresidenta Ana Vilma de Escobar al decir que era la primera interesada en competir por una de las tres precandidaturas a la presidencia en ARENA. Nadie se esperaba un arranque anticipado. Ni René Figueroa, quien en la mañana del viernes se vio obligado a decir “Estoy evaluando inscribirme como precandidato”.
Por eso, esta asamblea se planteaba propicia para comenzar a medir fuerzas. Al menos, así lo consideró el grupo que apoya a Figueroa. Por eso es que mientras adentro los asambleístas cantaban, pitaban, reían, gritaban y agitaban banderas. Afuera estaban los estrategas planeando cada paso a seguir. El escritor uruguayo Eduardo Galeano lo explica en su libro “Patas Arriba” —en la parte que habla sobre El poder político—: “No se necesita ser un experto politólogo para advertir que, por regla general, los discursos solo cobran su verdadero sentido cuando se los lee al revés”.
Mientras Ana Vilma llegaba al hotel y entraba junto a su esposo sin mayores aspavientos y se desplazaba hasta el lobby; René Figueroa y su esposa eran recibidos con la marcha arenera interpretada por la banda marcial de la Alcaldía de Antiguo Cuscatlán, con confeti, vítores y la repetición en coro de su apellido. ¡Figueroa! ¡Figueroa! ¡Figueroa!
Ambos, pero por caminos separados, se dirigieron hacia la zona de los ascensores. Mientras iniciaba el evento, toda la cúpula del partido se reagrupaba en la suite permanente que el partido mantiene en el hotel para luego entrar juntos al encuentro con sus bases.
René Figueroa no necesitaba estar coordinando las muestras de apoyo, el director departamental de San Salvador, Adolfo Tórrez, se encargaba de la logística. De hecho, fue él quien logró reunir a todos los directores departamentales del partido, los ubicó frente al ascensor, hizo una llamada, y en breves momentos se abrieron las dos cortinas de metal y de interior salió René Figueroa a “saludarlos”.
Adentro, en los cinco salones hechos uno solo, la desesperación se iba apoderando de los asistentes, principalmente luego que un grupo significativo de jóvenes areneros que portaban camisetas que los identificaban como parte de la base de Antiguo Cuscatlán, coparon buena parte del pasillo central y el espacio que los organizadores habían dejado entre el estrado y la primera fila de las 2,800 sillas cuidadosamente ordenadas. Los asambleístas que se hicieron presentes eran 2,497, pero aquellos salones con capacidad para 3,500 personas ya no daban abasto. Los salones habían sido sobresaturados.
Por fin y con más de una hora de atraso (10:19 a. m.) los miembros del COENA comenzaron a ingresar, el primer grupo de 12 lo encabezó René Figueroa y el segundo los ex presidentes Alfredo Cristiani y Armando Calderón Sol junto a Antonio Saca y Ana Vilma de Escobar.
Una vez ubicados en sus puestos, atrás de ellos fueron acomodados los directores departamentales y el jefe de fracción legislativa y otros colaboradores. Fue ese instante cuando los directores departamentales del oriente del país aprovecharon para acercarse a Ana Vilma y saludarla.
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Reencuentro vetado
René Figueroa y Armando Calderón Sol aprovecharon
para dejar la estampa de que las diferencias quedaron selladas.
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Pero la barra brava de Antiguo Cuscatlán no daría tregua y apenas habían terminado de cantar el Himno Nacional y los aplausos y vivas comenzaron a escucharse, ese fue el primer momento para gritar otra vez ¡Figueroa! ¡Figueroa! ¡Figueroa! Él reaccionó sonriendo, les hizo en guiño y levantó su pulgar derecho. Todos en la mesa de honor mostraban sus mejores sonrisas. Hasta Ana Vilma misma.
La vicepresidenta estaba presenciando una mera medición de fuerzas. Una respuesta a su anuncio sorpresivo del jueves anterior cuando llegó sola al Hotel Sheraton Presidente a decir a los cuatro vientos que buscaría una de las precandidaturas. No fue sino ese anuncio que obligó al COENA a hacer un giro de timón y a suspender los cambios internos que estaban a punto de anunciar. Simplemente, Saca prefirió mantener el equipo como una forma de apaciguar los ímpetus de otros interesados en anunciar sus intensiones de precandidaturas.
Pero el mero anuncio de Ana Vilma no ha sido el único factor que ha puesto presión a este COENA que tendrá la misión de escoger a los próximos 262 candidatos a alcaldes y sus concejos, otros 84 aspirantes a diputados y los suplentes y al fórmula presidencial —esa misma que ya despertó pasiones internas—, también ha hecho lo suyo Armando Calderón Sol, quien lanzó un veto a la posible candidatura de René Figueroa: “La delincuencia jamás se va a terminar y esto lo afecta”, “Ese cargo le inhibe de optar al cargo de presidente de la República”.
Por eso fue que René Figueroa aprovechó las cámaras que estaban enfocando la mesa de honor para sellar con un abrazo las diferencias públicas. Pero la Asamblea, que conjuntaba a un mar de dirigentes areneros de todo el país, también daba espacios para poner en evidencia otras particularidades, como el hecho que el ex ministro de Obras Públicas y otrora ex miembro del COENA, David Gutiérrez, ingresó al salón portando un rolex en su mano izquierda pero con una especie de repelente adherido a su cuerpo, a juzgar por las pocas personas que se le acercaron. Este ex funcionario y ex hombre de confianza de Saca, incluso, intentó llegar a la suite permanente de ARENA en el hotel pero, por alguna razón, en breve espacio retornó por el mismo elevador en el que había subido. Como situación curiosa, el actual ministro de Obras Públicas llegó discreto al salón junto a su familia; varios se le acercaron para conversar con él.
Entre las ausencias notables estaban Roberto Murray Meza y Mario Acosta Oertel; otro que no llegó fue el ex presidente Francisco Flores, a quien Saca se encargó de disculparlo ante el auditorio porque no estaba en el país. A nadie pareció importarle.
El desarrollo de la agenda continuó y a las 11:02 de la mañana el director de actas y acuerdos, Francisco Laínez, dio por establecido el quórum del encuentro. “Gracias Pancho”, le dijo Saca al escuchar el número de asambleístas asistentes. Nadie se percató, pero con intención o no, un punto había sido obviado: VII. Presentación de la mesa que preside. No tendría ningún valor si no fuera por el hecho que es en este punto cuando históricamente se va presentando uno a uno a los miembros de la mesa de honor y estos, al escuchar sus nombres, salta de sus sillas y gritan el tradicional: “¡Presente por la patria!”.
Los presentes habrían tenido la oportunidad de valorar los apoyos que entre las bases tienen los dos primeros areneros que han demostrado interés en buscar una de las precandidaturas: Ana Vilma de Escobar y René Figueroa. Pero el “olvido” obvió el único momento que habría permitido hacer comparaciones.
De hecho, el mismo Saca se encargó de atajar cualquier ímpetu de todo aquel interesado en hacer futuras demostraciones públicas de aspiraciones políticas. Enfundado en su chaleco tricolor con el nombre “TONY” bordado en letras azules, se adueñó por 23 minutos del podio y advirtió: “Quiero recordarles que en este momento en nuestro partido no hay precandidatos”, luego repitió por tres veces consecutivas la frase “Que se oiga claro y que se escuche fuerte” como antesala de un “Como presidente del partido, no inclinaré la balanza ni mis preferencias hacia ningún aspirante”. Por cuarta vez repitió: “Que se oiga claro y que se escuche fuerte, —y agregó— como presidente del partido, con el COENA, seremos garantes de que se cumplan los tiempos de ARENA, los procesos de ARENA y las reglas del juego que serán entregadas en su momento a los aspirantes”. En los rostros de Ana Vilma y René Figueroa solo se dibujó una sonrisa, pero nunca cruzaron miradas.
Pero para no cortar de raíz los ímpetus de las bases del partido, Tony anunció que entre octubre y diciembre anunciarán los primeros candidatos a alcaldes de aquellos municipios donde no son gobiernos locales. El anuncio pretende lograr un doble efecto: por un lado no desanimar a las bases y mantener el ímpetu proselitista; y por otro, ganar tiempo mediático para los escogidos e intentar de permear sus rostros en los votantes locales.
Las advertencias parecía no ser suficientes. El presidente del partido dijo que los aspirantes que se sometan al proceso de primarias deberán de firmar una “carta de lealtad” al partido. “El que sea elegido, vamos a cerrar filas todos por ese candidato.”
Pero la brava barra de Antiguo Cuscatlán no daban tregua. Por cuatro ocasiones, durante todo el acto, gritaron Figueroa! ¡Figueroa! al mismo tiempo que hacían tumbar un tambor, soplaban pitos y le lanzaban confeti. El clímax para ellos llegó cuando fue presentado el “nuevo” COENA y mencionaron el nombre del ministro de Seguridad, en donde la ovación de 40 segundos contrastaba con el silencio que imperaba en el resto del salón. Para Ana Vilma las muestras de apoyo no deben de tomarse muy en cuenta: “No ha comenzado todavía la contienda, era una asamblea para ratificar al COENA. Tienen derecho a manifestarse, quien se los haya traído, falta mucho por verse”, soltó al aire.
Efectivamente, todos sabían a lo que llegaban y dieron un “sí” unánime como lo hacen las novias ante el altar tras escuchar la frase que tanto esperaban. ¿Habrá luna de miel después? El tiempo lo dirá.