La carrera por la presidencia se sigue cerrando a medida que va avanzando la campaña, pese a ello ocurren movimientos interesantes. (Gráficas LPG-Datos)
Comparando las encuestas de septiembre y julio hechas por LPG-Datos de La Prensa Gráfica podemos notar algunas variables, como por ejemplo que el FMLN, con su apuesta por Mauricio Funes, bajó de 31.1% en la intención de voto a un 30.3%; mientras que ARENA creció, con su apuesta por Rodrigo Ávila, de un 24.8% a un 26.3%.
¿Se estarán preguntando porqué tomo esta muestra tan corta? El mes de julio representó un nuevo repunte del candidato del FMLN, Mauricio Funes (31.1%), luego de su máximo techo de 33.6% que había logrado en abril y de ahí comenzó a caer en las preferencias, coincidiendo con el tema de las FARC y los posibles nexos de altos dirigentes del Frente con la guerrilla colombian
a. Aunque hay que reconocer que Funes tuvo un mejor crecimiento en septiembre con respecto al mes de agosto (1.1%), en comparación con Ávila que en el mismo período solo avanzó 0.2%.
a. Aunque hay que reconocer que Funes tuvo un mejor crecimiento en septiembre con respecto al mes de agosto (1.1%), en comparación con Ávila que en el mismo período solo avanzó 0.2%.Otras de las variables interesantes es que el PCN creció de un 1.5% en julio a un 2.1%, al parecer la nominación de su candidato Tomás Chévez le estaría significando un repunte que, en caso de una segunda vuelta, le permitirá a este partido "negociar" alianzas y cuotas de poder.
Las opciones de CD, FDR y PDC se muestran casi sin variación y con posibilidades de nada.
Pero hay más sorpresas.
En el caso de quienes decían que no votarán en la próxima elección presidencial se nota una disminución, reduciéndose de un 17.6% en julio a un 15.5% en septiembre. Este segmento de población se presenta como "apetecible" para cualquier partido político, pero lo difícil es que representa a los más escépticos y no tan fáciles de convencer.
Otro segmento "apetecible" es el de aquellos que responden NS/NR que, contrario a los escépticos, creció de un 17.3% a un 19.1%. Este grupo es ubicado por muchos analistas como aquellos salvadoreños que meditan su voto y los que definen una elección. Incluso existen quienes cifran este segmento en medio millón de votos. Para ellos no se trata de colores partidarios, sino de proyectos políticos. Hacia ellos es que la campaña estará siendo dirigida por todos los candidatos políticos, independientemente de la camiseta.
Pero existe otro sub grupo "apetecible" y son las opiniones de aquellas personas que al momento de ser abordados por los encuestadores brindan otras preferencias que no están incluidas en el actual abanico de ofertas y que se definen como "otras respuestas" y que pasó de un 6.8% a un 5.7% en septiembre. En el caso de la cerrada lucha de ARENA y el FMLN, solo este pequeño segmento ya representaría una mayor garantía en sus respectivos proyectos políticos.
De momento, solo queda seguir el análisis y la ruta de la contienda electoral.
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“Oye, amigo, me invitas un cigarro”, coqueteó aquella chica de pantalones a la cadera. Le extendí la cajetilla, tomó uno, se lo llevó a la boca para que se lo encendiera. “Gracias, eres un caballero”, me guiñó un ojo. Di una calada a mi Marlboro. “Puedo ser todo lo que quieras, pero no me ofendas con frases gastadas”, sentencié. Me observó intrigada: “la neta, suena mamón pero me encanta”. Le invité un trago. Pidió una Corona. “Mi amiga dice que eres atractivo”, y con un ligero movimiento de cabeza me señaló una mesa a mi izquierda. Me volví para verla. No era mi tipo. Sus amigos se rieron. “¿Y por qué no vino ella por el cigarro?”, pregunté. “No lo sé, pero yo aposté a que me invitabas un trago”, aclaró. Vaya, las típicas apuestas de la gente aburrida. “Pues ya ganaste, ahora puedes ir a cobrarles”, sugerí. “Uuuuuuy, qué sentido”, pegó su pecho a mi brazo. “Al menos déjame acabar la chela, enojón”, quiso hacerse la graciosa. “Mira, niña, me chocan los juegos estúpidos. Ya te luciste con tus amigos, así que ahora déjame solo”, solté sin mirarla. Hice una seña al cantinero y pedí otro trago. La chava se quedó en silencio. Sorbió de su cerveza. “Discúlpame, no quise ofenderte”, su cigarrillo se extinguía solitario. “Me llamo Claudia y prefiero beber contigo”, puso su mano derecha sobre mi brazo. Sentí un escalofrío. Pudo ser un aviso, pero suelo ser poco precavido. “Soy Roberto”, apenas musité. “Pues mucho gusto, Roberto. ¿Podemos empezar de nuevo?”, su tono fue más natural. “Pero tú pagas la siguiente ronda”, comenté. “Hecho”, sonrió. Y su sonrisa me atrapó...
