
El referido artículo fue publicado en Centroamerica21.com y en él Menjívar Ochoa (quien no es el mismo Rafael Menjívar que fue demandado por Schafik Hándal en la campaña presidencial pasada) califica el libro como una "autobiografía light" del candidato: "parece tener un objetivo fundamental: ofrecer una imagen 'limpia' de un dirigente guerrillero que eventualmente contrarreste cualquier 'campaña de miedo'."
Como parte de la falta de profundidad, Menjívar refiere que "Las cosas simplemente pasan. Alguien llega, conversa con él y comienza a trabajar con ANDES 21 de junio; se presenta una oportunidad y comienza a trabajar con el Bloque Popular Revolucionario, y casi como de la nada entra a las FPL" (...) "En el prefacio de Lorena Peña –quien, según el autobiografiado, fue su primer contacto en las FPL– se habla del 'legendario comandante Leonel González'. Los motivos de la leyenda, sin embargo, no aparecen por ninguna parte, ni en el libro ni en la vida real."
Pero la parte más criticada es la forma ambigua con la que se aborda el asesinato de una de las máximas dirigentes de las FPL, Ana María, y el suicidio de "Marcial": "Aquí no sólo se ve ambiguo, sino también contradictorio con respecto a cosas que había declarado antes en otros lugares, como el libro “Con la mirada en alto. Historia de las FPL Farabundo Martí a través de sus dirigentes”, de la chilena Marta Harnecker."
Según el análisis del escritor, en el libro de Harnecker, Sánchez Cerén da por ciertas, de entrada, las acusaciones de los sandinistas con respecto a la culpabilidad de "Marcial" en el asesinato de "Ana María" y en “Con sueños se escribe la vida”, se pone del lado de “Marcial” y se niega a creer que él haya sido el autor intelectual.
Menjívar lanza esta razonable conjetura: "Es difícil saber la intención de Sánchez Cerén al ponerse como gente muy cercana a 'Marcial' en su autobiografía, cuando en todos los años transcurridos desde 1983 había marcado una distancia bastante clara con respecto a él y a sus posiciones. Quizá sea parte de esa visión 'limpia' que se quiere dar del actual candidato a la vicepresidencia, y el tema de “Marcial” ha sido uno de los puntos más débiles de su trayectoria."
Este es el artículo íntegro publicado en Centroamérica21.com:
Sánchez Cerén: una autobiografía light
“Con sueños se escribe la vida”, el libro autobiográfico de Salvador Sánchez Cerén, actual candidato del FMLN a la vicepresidencia, parece tener un objetivo fundamental: ofrecer una imagen “limpia” de un dirigente guerrillero que eventualmente contrarreste cualquier “campaña de miedo” como la que aún se espera de los contrincantes de la derecha.
Rafael Menjívar Ochoa
redaccion@centroamerica21.com
Como “autobiografía de un revolucionario salvadoreño” (el subtítulo del libro), la obra se queda bastante corta, hasta el punto en que uno podría preguntarse cómo llegó Sánchez Cerén (o “Leonel González”, su pseudónimo de guerra) hasta la más alta posición de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí”, y más aún: cuáles fueron los motivos que lo llevaron a la militancia política en un primer término. En otras palabras, la “limpieza” de imagen ha sido un tanto excesiva, o Sánchez Cerén ha tenido una vida poco interesante, lo cual no parece ser el caso, vistos los hechos que le tocó al menos atestiguar en su larga militancia política y las decisiones en las que debió estar involucrado.
El libro es un tanto “circular” en cuanto a su factura. La misma información se repite una y otra vez, en ocasiones de manera poco coherente con el contexto, y a veces se contradice a sí misma. Es difícil hacer una separación clara entre los datos importantes de la vida o la militancia del autobiografiado de los más nimios. Casi todo parece tener el mismo valor, y eso podría ser una de sus mejores características de no ser por la monotonía de la escritura y, precisamente, la circularidad, sin hablar de que no se encuentran los datos vitales que se esperarían de un actor vital de los hechos que marcaron la guerra salvadoreña.
Se pareciera estar ante una autobiografía “light” cuyo objetivo es contar lo menos posible y destacar los detalles positivos, reales o no: la infancia ideal en Quezaltepeque, llena de carencias pero sobrante de cariño; las cualidades como deportista de Sánchez Cerén; el compañerismo de los maestros; la indignación –un tanto teórica– ante “la realidad” de explotación que vivían los salvadoreños, que le tocó “ver”, y no sufrir, y una toma de conciencia que no queda demasiado claro cómo llegó, ni cómo se manifestó en la práctica.
Las cosas simplemente pasan. Alguien llega, conversa con él y comienza a trabajar con ANDES 21 de junio; se presenta una oportunidad y comienza a trabajar con el Bloque Popular Revolucionario, y casi como de la nada entra a las FPL. Hay una constante: buena parte de lo que le ocurre es bajo la égida de Mélida Anaya Montes, dirigente de ANDES y miembro del Comando Central y la Comisión Política de las FPL. Sánchez Cerén, según cuenta él mismo, fue suplente en varias actividades e instancias de la mítica líder magisterial, y no se alcanza a ver cuáles fueron los motivos por los cuales llegó a los más altos cargos. Lo que se alcanza a leer entre líneas, y lo que ha mostrado el desempeño de Sánchez Cerén después de los Acuerdos de Paz, es que ha sido gente “de aparato”, que sabe moverse dentro de la burocracia partidaria y utilizar sus recursos.
Legendario sin leyenda
En el prefacio de Lorena Peña –quien, según el autobiografiado, fue su primer contacto en las FPL– se habla del “legendario comandante Leonel González”. Los motivos de la leyenda, sin embargo, no aparecen por ninguna parte, ni en el libro ni en la vida real. Se trata, como se dijo al principio, de un asunto de imagen: mostrar a un ex guerrillero “moderado” o “limpio” y al mismo tiempo tratar de establecerlo como una figura mítica, sin que antes se haya forjado el mito. Tras el asesinato de Mélida Anaya Montes, el suicidio de Salvador Cayetano Carpio y su nombramiento como primer responsable de las FPL, la imagen de Sánchez Cerén siempre estuvo ligada, en segundo plano, a la de Schafik Hándal, como antes lo estuvo a la de la comandante “Ana María”.
El tema más importante por el que podría valer la pena la adquisición del libro sería la versión de Sánchez Cerén con respecto al asesinato de “Ana María” y el suicidio de “Marcial”, acusado de ser el autor intelectual del crimen. Aquí no sólo se ve ambiguo, sino también contradictorio con respecto a cosas que había declarado antes en otros lugares, como el libro “Con la mirada en alto. Historia de las FPL Farabundo Martí a través de sus dirigentes”, de la chilena Marta Harnecker.
En el libro de Harnecker, Sánchez Cerén da por ciertas, de entrada, las acusaciones de los sandinistas con respecto a la culpabilidad de “Marcial”, y lo acusa de degradación ideológica y otros pecados bastante intangibles, pero que tenían sentido para la izquierda más esquemática de los años ochenta. Incluso habla de que se le dio la oportunidad de retirarse de las FPL a algún país socialista, a cambio de no tomar medidas en contra suya por el asesinato de “Ana María”.
En “Con sueños se escribe la vida”, el autobiografiado se pone del lado de “Marcial” y se niega a creer que él haya sido el autor intelectual. Incluso se hace parte de una oferta, que está avalada por testimonios, de sacarlo de Nicaragua hacia Chalatenango, para garantizar su seguridad, una oferta de sus partidarios más cercanos, a la que el viejo dirigente se negó. Incluso, Sánchez Cerén hace algo más audaz: se coloca en la casa de Cayetano Carpio en el momento del suicidio. Dice en su libro:
“Esa noche del 12 de abril [de 1983] yo estaba en casa de Marcial, pues cuando el trabajo se prolongaba, por seguridad, yo pernoctaba en ella y dormía en el cuarto de Marcial. Esa noche, como era normal, él se metió en su oficina en la que se quedaba todas las noches trabajando. De repente se oyó un disparo, todos los levantamos para indagar qué sucedía y encontramos a Marcial en su oficina de trabajo, desplomado, muerto. Se había suicidado. Tenía una pistolita de doble cañón que al parecer se la había regalado Omar Torrijos. Ésa fue el arma que usó para suicidarse.”
Precisiones y errores
Según diversos testimonios, la noche del 12 de abril de 1983 “Marcial” ya estaba arrestado en su casa, en la base militar de Jiloá, rodeado de un fuerte dispositivo de seguridad, después de una reunión con altos comandantes sandinistas en la que se le exigió que entregara los archivos de las FPL para investigar el crimen; de lo contrario, sería acusado de ser el autor intelectual. “Marcial” se habría negado a entregarlos, porque se trataba de poner en manos de las autoridades de Nicaragua todas las estructuras de una organización clandestina salvadoreña. De la reunión salió ya en calidad de detenido, y esa tarde habría decidido matarse.
Según una entrevista que este autor realizó a su esposa, Tula Alvarenga, “Marcial” se pasó toda la tarde y la noche ocupados en lo que después se sabría serían sus últimos manuscritos, tres en total. Sólo uno se dio a conocer al público, su carta de suicidio, y en El Salvador es prácticamente desconocida. No es que se hubiera quedado trabajando hasta tarde en cosas de las FPL; para ese momento, en la práctica, ya no pertenecía a las FPL, sino al sistema legal nicaragüense.
“Marcial”, según esto, se encontraba trabajando en el comedor. En algún momento, Tula Alvarenga le ofreció prepararle de cenar, y él le pidió un té. Luego le dijo que fuera a revisar que su nieta se hubiera puesto el pijama y en ese momento entró en su “oficina” y se disparó en el corazón.
La “oficina”, según Alvarenga, era una pequeña despensa que se encontraba en la cocina. La pistola no fue un regalo de Omar Torrijos, sino de Antonio Noriega, según señala José de Jesús Martínez en su libro “Mi general Torrijos”, y no era una “pistolita de doble cañón”, sino una mágnum .357 de cuatro bocas. Señala Martínez:
“En una ocasión me mandaron a buscarlo [a “Marcial”], supongo que con la intención de “heredar” los contactos del General Torrijos [al general Manuel Noriega]. Recuerdo que cuando vino y se le preguntó qué era él, una pregunta cuya respuesta se esperaba que fuese algo así como: Primer Comandante de las Fuerzas Populares de Liberación ‘Farabundo Martí', Salvador Cayetano Carpio, Marcial, dijo: ‘Bueno, yo lo que soy es panadero.' (...)
“Poco tiempo después Marcial se suicida en Managua con una pistola que le regalan aquí en Panamá por sugerencia mía. Era una especie de revólver sin tambor pero de cuatro cañones. Un arma rara, como si fuese un mensajero fatídico, secreto y disfrazado. Yo mismo le di la bala, una 357 magnum, con la que se destrozó el corazón.”
En la entrevista citada, Tula Alvarenga menciona a personas que estaban en ese momento en la casa, y Sánchez Cerén no era una de ellas. No podía serlo: dentro de las pugnas dentro de las FPL, él se encontraba del lado de “Ana María”, y desde diciembre de 1982, tras una serie de reuniones de todo el FMLN, las hostilidades eran claras y abiertas. Sánchez Cerén representó a “Ana María” en esas reuniones, que se realizaron fuera de El Salvador y Nicaragua. A principios de 1983 –como bien lo señala en su libro–, las posiciones de “Marcial” fueron derrotadas en la Comisión Política de las FPL, y sólo era cuestión de tiempo para que al viejo líder se le removiera de la primera comandancia. Eso debía ocurrir en un congreso que se realizaría en abril, en las fechas de las muertes, pero al parecer fue pospuesta hasta agosto.
Intenciones e Imprecisiones
Es difícil saber la intención de Sánchez Cerén al ponerse como gente muy cercana a “Marcial” en su autobiografía, cuando en todos los años transcurridos desde 1983 había marcado una distancia bastante clara con respecto a él y a sus posiciones. Quizá sea parte de esa visión “limpia” que se quiere dar del actual candidato a la vicepresidencia, y el tema de “Marcial” ha sido uno de los puntos más débiles de su trayectoria. Al mostrar lealtad a Carpio, las cosas “simplemente pasan” y él llega a la primera comandancia. Luego se convence de que “Marcial” es el culpable del asesinato de “Ana María”, y él no forma parte de las pugnas ni de los intentos por desplazarlo.
Aun así, continúa dando a “Marcial” como culpable del crimen, con todo y que un juez sandinista declaró explícitamente en 1984, “en honor a la verdad histórica”, que no pudo encontrarse evidencia alguna de que Carpio fuera el autor intelectual o hubiese sido parte de la conspiración. La información se encuentra en los expedientes del juicio, que recoge Antonio Morales Carbonell en el libro “Nuestras montañas son las masas”.
Es claro, pues, que “Con sueños se escribe la vida” es un libro propagandístico, más que una autobiografía en la cual un protagonista esencial de un proceso histórico se pone a contar sus vivencias. Es claro también que el manuscrito pasó por los ojos de gente de la dirigencia del FMLN para evitar problemas y “excesos”, fueran éstos los que fueran.
También es notorio que el libro se realizó con alguna prisa, y que más de un “escritor fantasma” participó en su elaboración. Hay datos históricos –sobran los datos históricos, y no siempre están bien estructurados– que en una página aparecen bien y en otra son erróneos. Son pocos, pero molestos, como cuando se pone al PAR en campaña contra el PRUD en 1967; el PRUD desapareció con el gobierno de José María Lemus en 1961, y fue sustituido por el Partido de Conciliación Nacional. También se da al PAR como ganador de las elecciones de 1967, y despojado mediante un fraude, cuando apenas obtuvo entre un 13 y un 17 por ciento de los votos, por debajo de los demócratas cristianos y del PCN. Se confunden datos de la huelga magisterial de 1967 con los de 1971, se niega que el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), que vivió entre 1962 y 1964, tuviera como objetivo la lucha armada... Quizá, de no ser por la prisa de la campaña electoral, se hubiese obtenido algo un poco más “limpio” y preciso.
Algo importante del libro es que, por fin, se publica el comunicado oficial de las FPL, de manera íntegra, en el cual se acusa a Carpio por el asesinato de “Ana María”. Hasta la fecha sólo era conocido por militantes y dirigentes de las FPL y el FMLN, y era prácticamente imposible de conseguir. Ya el lector decidirá si ese documento vale los trece dólares con cincuenta centavos que cuesta el libro.
LINK:
- Sánchez Cerén: una autobiografía light
- Tribulaciones y asteriscos Blog de Rafael Menjívar Ochoa
- Trasladan al país restos de Mélida Anaya Montes
- Página oficial del candidato Sánchez Cerén
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