sábado, 21 de junio de 2008

A Gerardo Villeda Kattán, in memoriam

Gerardo Villeda (Q.D.D.G.)

Este sábado 21 de junio se cumplen 7 años del secuestro y brutal asesinato del niño Gerardo Miguel Villeda Kattán, quien a sus escasos 9 años experimentó en carne propia los mayores horrores que algunos seres mal llamados “humanos” pueden propinar hacia personas indefensas.

Si bien la muerte del pequeño Gerardo propicio una serie de reformas para combatir a esta lacra social, lo lamentable es que debió ocurrir un hecho de tal magnitud para que los diputados realizaran reformas legales, para que algunos jueces realmente aplicaran las leyes pensando en proteger a los honrados (porque recordemos que tras este brutal hecho los diputados aprobaron una pena máxima de 50 años por el delito de secuestro y una de 75 cuando el plagio culmina en el asesinato de la víctima, pero algunos jueces se niegan a aplicar la pena máxima) y para que policías y fiscales mejoraran sus métodos de investigación y presentación de pruebas.

Si bien los secuestros no se terminan, debemos reconocer que hay un avance; aunque aun continúan existiendo casos lamentables del plagios y asesinatos. Este es ese tipo de problemas sociales que no se pueden erradicar solo con acciones punitivas, pero que se deben aplicar con rigor, debe hacerse. Sería bueno escuchar a los candidatos cuáles serán sus propuestas concretas para combatir este flagelo en lugar de andar ofreciendo el cielo y la tierra.

Vaya también el homenaje para aquellos dos policías (José Luis Linares Pintor y José Orlando Monterrosa) que también perdieron la vida creyendo que podían rescatar al niño secuestrado, pero que fueron emboscados cuando ingresaron a la casa donde permanecía plagiado. Seguramente sus familias también estarán recordando esta fatídica fecha con mucho dolor.

Elevemos una oración al creador para darle fortaleza a la familia Villeda Kattán y a las familias Linares y Monterrosa que, sin lugar a dudas, este día permanece imborrable en sus memorias.

No dejo de impactarme de lo ocurrido hace siete años, mi hijo tenía casi los mismo años que Gerardo al momento de su martirio; mientras me alisto a celebrar la llegada de los 15 años para mi hijo, no dejaré de pensar que esa edad sería la que, aproximadamente, tendría Gerardo en este 2008.

En el colegio Maquilishuat aún debe permanecer el recuerdo de este pequeño, no solo por la biblioteca escolar que lleva su nombre, sino porque permanece en la mente de todos aquellos que un día compartieron con él las horas de clase y las de recreo de aquel tercer grado. Muchos de ellos estarán próximos a graduarse y de seguro recordarán toda su energía, recordarán a aquel chico que hacía preguntas sobre todo y que no se conformaba con una simple respuesta y porque a él nunca le faltaron amigos.

Seguramente en su casa aún permanezcan sus cosas a la espera de su retorno. Y aunque no volverá, los invito a elevar una plegaria en su nombre para que todos aquellos que seguimos indignados encontremos paz en nuestros corazones para no permitir que la ira se apodere de nuestros pensamientos, pero principalmente para que su familia encuentre paz, resignación y afronten juntos estos duros momentos.

Que descanse en paz Gerardo.

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